Monday, December 31, 2007

Noticias sobre historia y arqueología: resumen de 2007

La designación de 2007 como Año Internacional de la Ciencia ha resultado, sin duda, profético y providencial. De hecho, desde el hallazgo en Chad del cráneo de Toumaï en 2001 (un homínido que vivió hace siete millones de años, lo que lo convierte en más antiguo del que se tiene noticia), ningún balance anual se había saldado con descubrimientos tan cruciales y valiosos para la antropología y la historiografía actual. Sin embargo, la cultura del 2007 ha compartido protagonismo con otro gran fenómeno: las iniciativas populares para distinguir los monumentos más emblemáticos de una determinada área geográfica. En efecto, la iniciativa promovida para el suizo Bernard Weber para dar con las Siete Nuevas Maravillas del mundo ha sido ampliamente secundada en otros ámbitos, que de esta forma han logrado divulgar su patrimonio arquitectónico y natural.

En el primer campo señalado, son varios los descubrimientos dignos de mención. Uno de ellos es la recuperación en el yacimiento de Atapuerca (Burgos) de un diente fosilizado de 1,2 millones años de antigüedad, a principios de julio (en la imagen). Su localización hace retroceder 500.000 años la aparición de los primeros europeos. Hasta la fecha, los restos más antiguos conocidos eran los del Homo antecesor (800.000 años), localizados también en Atapuerca.

Tan o más valioso resulta el hallazgo en Tianyuan (Pekín, China) de una mandíbula perteneciente a un homínido que vivió entre 42.000 y 39.000 años atrás. La datación la pieza (las más antiguas de cuantas se han encontrado en Asia), han servido para remover los cimientos de las teorías evolutivas, que aseguran que el homo sapiens desciende directamente de antepasados africanos que habrían llegado al continente asiático vía Europa.

Sin embargo, China también ha albergado otro sorprendente descubrimiento: el 18 de mayo, la agencia de noticias Xinhua anunció el descubrimiento en las cuevas Damaidi (en Ningxia Hui, al norte del país) de unos pictogramas realizados en 6000-5000 a.C. De confirmarse esta fecha, se trataría de testimonios escritos anteriores a los jeroglíficos egipcios.

No obstante, aún quedan más noticias relacionadas con la arqueología, como la localización en junio de la momia de la reina Hatshepsut (s. XV aC.), gracias a una pieza dental. El cuerpo de la mandataria, que se creía extraviado, se hallaba en la tercera planta del Museo de Antigüedades Egipcias de El Cairo. Y sin dejar aún de lado el Egipto faraónico, noviembre fue testimonio de cómo la momia de Tutankamón fue expuesta por primera vez al público. Ésta se exhibe actualmente en una caja de plexiglás, situada en la antecámara de una de las tumbas del Valle de los Reyes, en Luxor.

Otros restos humanos célebres que también han salido a la luz a lo largo del 2007 han sido los de Lucy, un homínido hembra que vivió en Etiopía hace más de tres millones de años, fueron enviados a EE.UU. para ser mostrados en una exposición itinerante junto a otras 190 piezas, circunstancia que puso en pie de guerra a la comunidad científica del país africano. Curiosamente, un mes antes y también en Etiopía, fue localizada una mandíbula fosilizada que perteneció a un homínido más antiguo que Lucy, y que habría vivido hace unos 3,6 millones de años.

En el terreno museístico, el 2007 será recordado como el año de la ampliación del Museo del Prado (que hasta el 13 de mayo acogió una importante exposión dedicada a Tintoretto), el décimo aniversario del Guggenheim de Bilbao y la inauguración en noviembre del Museu de Lleida Diocesà i Comarcal, cuya colección permanente se compone de 2.000 valiosas piezas de arte sacro y medieval.

Tuesday, December 25, 2007

El origen de las postales de Navidad

Se dice que la costumbre de enviar christmas o postales navideñas de felicitación fue iniciada en 1843 (tres años después de la invención del primer sello postal) por el británico Henry Cole. Tras percatarse de que tenía numerosas cartas por contestar, algunas de ellas desde hacía bastantes días, Cole optó por compensar a sus allegados enviándoles misivas en las que les deseaba prosperidad para el nuevo año.

Cierto o no, resulta innegable la extraordinaria implantación que se ha granjeado este hábito dentro de la sociedad occidental. Pese a que las nuevas tecnologías han relegado el correo ordinario a un plano testimonial, éstas también han aportado sorprendentes e imaginativas fórmulas que han contribuido a perpetuar esta tradición, e incluso a divulgar cómo se felicitaban las fiestas nuestros abuelos y abuelas. Sin ir más lejos, en el siguiente enlace pueden verse algunas tarjetas de época tan añejas como curiosas.

Desde este post, los mejores deseos para estas navidades.

Sunday, December 02, 2007

Roma a orillas del Ebro: la antigua Caesaraugusta

Una visita cultural por las calles de Zaragoza no se acaba en la basílica del Pilar, o en el recinto de la inminente Expo de 2008. En efecto, una serie de trabajos arqueológicos recientes ha propiciado el descubrimiento de un valioso legado arquitectónico y artístico de origen romano: los restos de un puerto fluvial establecido junto al Ebro, las termas o baños públicos, el foro y un impresionante teatro. Todas estas construcciones han sido objeto de exhaustivas tareas de acondicionamiento y documentación, pasando a integrarse en una oferta museística moderna e imprescindible.

Para conocer los orígenes de la ciudad romana de Caesaraugusta (la actual Zaragoza), habría que remontarse hasta la segunda mitad del s. I a.C., momento en que el emperador César Augusto confía la creación de una nueva colonia a tres de sus mejores legiones: IV Macedónica, VI Victrix y X Gémina, integradas por ex combatientes de las Guerras Cántabras. El enclave, erigido junto a la antigua población de Salduie, se convertiría en capital de una nueva provincia romana o conventus, llamada también Caesaragusta.

Al igual que otros muchos asentamientos establecidos en Hispania, esta colonia constituyó un fiel reflejo del gran peso que la sociedad romana otorgaba a la vida pública, al tiempo que se benefició sin ambages de la floreciente etapa de prosperidad económica y política que atravesaba el Imperio. Fruto de estas circunstancias, Caesaraugusta pasó a albergar construcciones e infraestructuras destinadas no sólo a dotar a los ciudadanía de algunos servicios básicos, sino también a procurarle entretenimiento y diversión. Así, resultan especialmente representativos el puerto fluvial, el foro, las termas y el teatro, emplazados actualmente en sendos museos municipales que acogen más de 2000 años de historia.

Uno de estos recintos es el Museo del Foro de Caesaraugusta, situado en la plaza de la Seo y en el que se pueden admirar algunos vestigios del principal centro político y religioso de la ciudad (forum coloniae). Éste se inscribía en una gran plaza, rodeada de edificios públicos entre los que destacaba un gran templo dedicado al emperador César Augusto. En uno de los laterales se alzaba una zona doblemente porticada con algunos comercios o tabernas de dos plantas (tabernae), que aún conservan buena parte de su cimentación. Para ayudar al visitante a situarse, el museo exhibe una reconstrucción a escala de este mercado durante la época augústea. Del mismo modo, también se muestran un tramo de alcantarillado —construido durante el mandato de Tiberio— y cañerías de época, halladas durante los años 80. La oferta se completa con una cuidada muestra de objetos que recrean la vida cotidiana en la Roma imperial, tales como vasijas, instrumentos de medición, cucharillas o juguetes de arcilla.

Los hallazgos correspondientes al otro gran espacio público, el puerto fluvial, se encuentran en el museo homónimo, situado en la plaza de San Bruno. En él pueden contemplarse los vestigios de un embarcadero construido en la orilla norte del Ebro, destinado a la redistribución de mercancías procedentes de Vareia (actual Logroño) y, sobre todo, del puerto marítimo de Dertosa (Tortosa). El recinto también acoge una maqueta correspondiente a unos almacenes de mediados del siglo I d.C. que, además, servían para salvar el desnivel geográfico entre el puerto y el foro. La propuesta se completa con una pequeña exhibición de algunos recipientes y ánforas empleados en el transporte de las mercancías, sin olvidar algunos sillares que conservan las marcas de cantería realizadas por las legiones fundadoras de la colonia.

Ahora bien, la vida en Caesargusta no se reducía a la actividad mercantil. Y un buen ejemplo de ello lo constituyen los baños públicos y el teatro. Los primeros, en funcionamiento desde los siglos I a.C. y IV d.C., se localizan en las inmediaciones de la plaza de San Pedro Nolasco. Estas instalaciones, muy similares a los actuales gimnasios, estaban provistas de vestuarios, hornacinas acondicionadas como taquillas para guardar la ropa, espacios de actividad física y salas calientes, templadas y frías. En el correspondiente museo se aprecian los restos de unas letrinas y de un tramo de pavimentación (ambos del siglo I a.C.), así como una piscina de agua fría (natatio), porticada y construida al aire libre. Del mismo modo, la institución acoge algunas reproducciones de utensilios empleados por los clientes de las termas, como zapatillas, pasadores, esponjas o toallas.

Sin embargo, el ejemplo de arquitectura lúdica mejor conservado de la capital zaragozana es el teatro romano (en la imagen). Emplazado entre las calles de la Verónica y de Pedro Joaquín Soler, fue descubierto en otoño de 1972 de manera fortuita, al iniciarse la construcción de un inmueble.

El complejo fue erigido durante el gobierno de Tiberio en el siglo I d.C. y expoliado en la segunda mitad del siglo III. Sus materiales fueron destinados entonces a la construcción de una muralla que sirvió para proteger la ciudad de los ataques de otros ejércitos, durante un período marcado por la inestabilidad. Ya bajo la dominación musulmana, el solar fue utilizado para la creación de viviendas, mientras que en el siglo XVI el área pasó a albergar algunas cosas señoriales.

De todo ello da buena cuenta el correspondiente museo, inaugurado en 2003 tras 30 años de trabajos arqueológicos de recuperación y restauración. De la estructura del teatro aún se distinguen con claridad las gradas (cavea), la separación entre las mismas (praecintio), la orchestra —una especie de platea destinada a los altos dignatarios y magristrados romanos— y el escenario o pulpitum. El edificio, que sigue el modelo del teatro de Marcelo, en Roma, podía albergar a unos 6.000 espectadores, cantidad que supera incluso a la del teatro romano de Mérida.

Un último testimonio de la civilización romana en tierras aragonesas habría que buscarlo en el Museo de Zaragoza (plaza de los Sitios, 6). En la primera de las dos grandes área temáticas del recinto, dedicada a la Antigüedad, se conserva una nutrida colección de monedas romanas y estatutaria exenta, sin olvidar algunos mosaicos procedentes de casas patricias de la zona. Algunos de ellos contienen las primeras alusiones iconográficas al cristianismo (ca. s. IV), anunciando el ocaso de la más poderosa civilización de Occidente que jamás haya existido.

Por suerte, dos milenios no han sido suficientes para escatimarnos un pequeño pedazo de historia que aún puede ser admirado en pleno corazón de la capital zaragozana.