Saturday, February 27, 2010

Sugerencias y consejos para viajar a China (II): Pingyao, Xi'an y Luoyang

Tras tres días en Beijing, llega el momento de iniciar la ruta por la China continental. La primera parada es Taiyuan (太原, ‘de gran origen’), localidad a la que se puede acceder desde el aeropuerto de Bejing tras una hora de vuelo (el precio del billete se sitúa entre los 500 y los 1.000 yuanes).

Sin embargo, Taiyuan es sólo la antesala a uno de los enclaves más sugerentes y pintorescos del gigante asiático: la Ciudad Vieja de Pingyao (平遥, ‘pacífica y lejana’), perteneciente a la provincia de Shanxi e incluida en la lista del Patrimonio Mundial en 1997. Para llegar a ella, se debe alcanzar el centro de Taiyuan en taxi desde el aeropuerto, y tomar desde allí un tren que cubre los 80 km que lo separan de Pingyao. La opción más rápida, pese a todo, es optar por el servicio de recogida en el aeropuerto y traslado a la ciudad que ofrecen algunos hoteles de Pingyao (entre ellos, el hostal Pingyao Tianyuankui Guesthouse), y que cuesta alrededor de 150 yuanes por persona.

Fundada en el siglo XIV, la ciudad antigua —en la que actualmente residen unas 40.000 personas— conserva buena parte de las construcciones erigidas durante las dinastías Ming y Qing. A su vez, la ciudadela dispone de una veintena de casas abiertas al público, que permiten constatar cómo discurría la vida cotidiana de la población en el siglo XIX, un período que coincidió con la eclosión de una floreciente actividad económica y bancaria (vertebrada en torno a las primeras entidades financieras o tongs). Para disfrutar de ellas, existe la posibilidad de adquirir un abono unitario (120 yuanes) y alquilar una audioguía (disponible en inglés y francés). Del mismo modo, en las calles de la Ciudad Vieja se pueden contratar guías locales de habla inglesa. Durante el primer día, por lo tanto, adentrarse en algunas de estas coquetas construcciones constituye una excelente oportunidad para familiarizarse con los entresijos de la China imperial.

A lo largo de la segunda y última jornada en Pingyao, se recomienda aprovechar las primeras horas del día para pasear por la imponente muralla que circunvala la ciudadela. Esta construcción defensiva, de 6 km de longitud y 12 m de altura, es una de las mejor preservadas de toda China. Asimismo, consta de seis puertas y unas 70 torres de vigilancia. Tras esta visita, se recomienda alquilar un mototaxi (el viaje de ida y vuelta oscilará entre los 30 y 50 yuanes, para un máximo de cuatro pasajeros), que cubre los 6 km que separan Pingyao del monasterio de Shuangling Si. Se trata de un templo budista en el que se custodia una extraordinaria colección de Budas, con tallas y obras escultóricas realizadas entre las dinastías Song y Qing (pese a que las más notorias datan del siglo XVI, en los últimos compases del período Ming).

De regreso a la Ciudad Vieja, se aconseja visitar los edificios religiosos. Entre ellos, se cuentan un monasterio confuciano (en que tiene cabida una vasta exposición dedicada al sistema de exámenes imperiales para acceder al funcionariado) y el templo taoísta de Qingxu.

La noche del segundo día, y para optimizar el tiempo disponible, se aconseja tomar el tren nocturno que une Pingyao con la capital de la provincia de Shaanxi: Xi’an (西安, ‘paz occidental’), la siguiente parada del viaje. Su atracción más remarcable, situada a las afueras, es el mundialmente famoso Ejército de Terracota (兵馬俑, en la foto), al que se puede acceder en bus (el punto de salida se encuentra junto a la estación ferroviaria). El conjunto escultórico, descubierto en 1974 por cinco campesinos, lo integran 7.000 figuras de guerreros y caballos reproducidos a tamaño natural y esculpidos a finales del siglo III a.C. por orden del primer emperador chino, Shi Huang Ti, para que custodiaran su tumba. Algunas de las estatuas aún evidencian restos de policromía. La entrada al complejo cuesta unos 120 yuanes, aunque con cualquier carnet de estudiante se puede obtener un descuento. Si se desea visitar también el lugar donde reposan los restos de Shi Huang Ti, el precio de la entrada es de 40 yuanes (esta vez sin derecho a reducción). Desde 1987, ambos recintos forman parte del Patrimonio de la Humanidad.

Ya de regreso a Xi’an, conviene visitar la pagoda del Ganso Salvaje (abierta al público hasta las 19:00 h), las torres de la Campana y del Tambor y el bullicioso barrio musulmán, sin olvidar su mezquita.

A la mañana siguiente, antes de abandonar la ciudad, se recomienda acercarse hasta el poblado neolítico de Banpo, sito a tan sólo 6 km del centro. Descubierto en 1953, fue habitado entre los años 4000 y 3000 a.C. y constituye un yacimiento tipo de la cultura Yangshao. El poblado presenta una superficie de 5 ha. y está rodeado por un foso. Algunas estructuras son silos, pero también se construyeron viviendas de planta rectangular y circular. Algunas de sus casas fueron semiexcavadas, y disponían de chimeneas en el centro y postes para cubiertas de paja y barro. Fuera del foso se alzaba una necrópolis y una zona de alfares.

A primera hora de la tarde, se puede tomar el tren o el autobús para llegar hasta Luoyang (洛阳, ‘ciudad de las peonias’), uno de los principales municipios de la provincia de Henan. La duración estimada del desplazamiento es de unas seis horas.

A primera hora del día siguiente, es el momento de admirar el complejo escultórico más espectacular del viaje: las grutas de Longmen (龙门石窟), situadas a 12 km de la ciudad —a ambos lados del río Yi— y declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2000. Las primeras cuevas-santuario datan de finales del siglo IV d.C. o principios del V, momento en el que la dinastía Wei del Norte trasladó la capital a Luoyang. Sin embargo, los trabajos prosiguieron durante las dinastías Sui y Tang. Destacan las grutas de Fengxian y la de los 10.000 Budas (construidas en el año 680 por la emperatriz Wu Zetian), la de Binyang (500-523, aunque la gruta norte se concluyó en la dinastía Tang, y la sur, en la Sui), la cueva del Loto, la Guyang y la de las Prescripciones Médicas. Todo ello sin obviar una soberbia estatua de Buda de 17 m de altura, en la que algunos historiadores han creído reconocer el rostro de Wu Zetian. El precio de la entrada al complejo es de 120 yuanes.

Por la tarde, se puede realizar una visita al Museo de los Zhou Orientales. El recinto conserva una importante colección de restos arqueológicos, aunque la estrella por antonomasia es un espectacular ejército fosilizado del siglo III a.C., que incluye la caballería, los carros de combate y algunos animales domésticos. El horario de visita finaliza a las 18:00, un buen momento para callejear por la Ciudad Vieja de Luoyang y dejarse fascinar por sus murallas.

A la mañana siguiente, antes de partir, se puede tomar un autobús que conduce hasta el templo del Caballo Blanco (白马寺). Aunque se trata de un complejo cuyas construcciones son modernas, el recinto destaca por ser el primer monasterio budista que se fundó en China (siglo I d.C.). Entre sus principales atractivos, cabe reseñar un gigantesco Buda yacente de casi 5 m de longitud, que lo convierten en el más largo del país.