Saturday, January 20, 2007

El cambio climático amenaza el Patrimonio Mundial: consejos para evitarlo

El pasado 7 de noviembre, un estudio publicado por el Instituto Medioambiental de Estocolmo advertía de que la conservación de algunos de los monumentos y enclaves naturales declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO corría un serio peligro a causa del cambio climático. Entre los lugares más amenazados, el informe citaba los tesoros preincaicos chavín de Huantar, Perú (en la foto, procedente de www.seti-astronautik.de), la barrera coralina de Belice o el Parque Nacional de Doñana.

Según el Atlas del cambio climático, editado con la colaboración del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), esta última zona perdió 100 especies vegetales durante el siglo XX a causa de un incremento del uso de las aguas. En Huantar, la ruptura de unos lagos glaciales supone un serio peligro para la preservación de un complejo de casi 3000 años de antigüedad. Por otra parte, en el caso de Belice, el calentamiento de la atmósfera está haciendo desaparecer el coral.

No obstante, el arte y las áreas naturales protegidas no constituyen las únicas víctimas de esta alteración. Durante los primeros días de 2007, la ausencia de nieve en numerosas pistas de esquí (que ha supuesto cuantiosas pérdidas económicas para el sector turístico y hotelero), el comportamiento inusual de algunas especies zoológicas o la imagen de algunos bañistas en el litoral catalán —donde se han registrado temperaturas máximas en torno a los 20º C— han hecho saltar todas las alarmas. Esta circunstancia, a su vez, no es un fenómeno exclusivo del sur de Europa: en Escandinavia, los termómetros han alcanzado valores que están 7º C por encima de la media de los últimos años. En palabras de Cristina Narbona, ministra de Medio Ambiente en España, el extremo calor de 2006, lejos de aminorar, tendrá continuidad en el nuevo año.

Pese a que el escenario climático se torna cada vez más preocupante, existen hábitos y pautas de actuación que pueden contribuir a frenar el calentamiento global y la degradación del planeta, y que pueden ser llevados a cabo diariamente por el/la ciudadan@ de a pie. A continuación, se recogen recomendaciones útiles para la conservación medioambiental, algunas de las cuales aparecen consignadas en el diario ADN del pasado 17 de enero.

Uno de estos consejos está relacionado con la promoción de una nueva cultura del agua y al ahorro de este preciado recurso, tan necesario como escaso. Algunos trucos consisten en instalar difusores de agua en los grifos —que reducen la cantidad de agua empleada en un 50%— ducharse en lugar de bañarse —que implica ahorrar 70 litros de agua diarios—, cerrar los grifos mientras nos enjabonemos, afeitemos o lavemos los dientes, adquirir lavavajillas de bajo consumo, llenar al máximo la lavadora y, en caso de disponer de terraza o jardín, optar por un sistema de riego por goteo, en lugar de utilizar mangueras y aspersores. Esta actividad, además, tiene que llevarse a cabo por la noche, para evitar que el sol evapore el agua.

La misma contención debería aplicarse en el consumo energético. Para ello, es conveniente reducir al máximo la utilización de aparatos eléctricos, empleando preferentemente cafeteras italianas y cocinas de gas (o, en su defecto, de inducción). Los alimentos deben cocerse o freírse siempre en recipientes tapados. En cuanto al frigorífico, se puede adquirir uno con tecnología Greenfeace (código R-600), que no perjudica la capa de ozono. Del mismo modo, es preciso que la calefacción no alcance niveles superiores a la temperatura ambiente (20-22 º C), ya que cada grado adicional incrementa el gasto de energía en un 6%. Este consejo afecta igualmente al consumo de aire acondicionado. En ambos casos, es deseable que las ventanas permanezcan bien cerradas, para mantener una climatización adecuada. También resulta acertado emplear bombillas de bajo consumo (11 vatios) y fluorescentes compactos. Asimismo, se recomienda no dejar el televisor en stand by y apagar el ordenador cuando no vaya a ser utilizado en el plazo de una hora. Al respecto, consume menos energía la desconexión automática del monitor que la activación del salvapantallas.

Otro de los pilares de la conservación del medio ambiente es el reciclaje. Es altamente recomendable depositar cada tipo de residuo en un contenedor diferente: el papel y el cartón, en el de color azul; el plástico y los tetrabricks, en el amarillo y, el cristal, en el verde. Conviene plegar los envases de zumo y leche y comprimir las botellas antes de desecharlas, con el objetivo de minimizar el espacio que ocupan. En cuanto a las pilas (especialmente las alcalinas y las de botón), estas deben llevarse a un punto verde una vez agotadas. En cualquier caso, es preferible emplear pilar recargables siempre que sea posible. En lo que concierne al aceite (de cocina o de otro tipo), es totalmente desaconsejable arrojarla por el inodoro o el desagüe tras haber sido utilizada, dado que daña gravemente las cañerías y resulta altamente contaminante para los mares y océanos.

Igualmente, el consumo de papel debe reducirse a la mínima expresión. Una buena técnica para ahorrar papel consiste en usar servilletas de tela, adquirir libretas y folios de papel reciclado, utilizar el correo electrónico en lugar de cuartillas para transmitir mensajes y adquirir material de oficina ecológico, biodegradable y reciclable, como los bolígrafos de pasta de maíz.

Al mismo tiempo, conviene desterrar el papel de aluminio o las películas de plástico para envolver los alimentos, y echar mano de las fiambreras (preferentemente, de cristal). Este material también debe de quedar proscrito en el mobiliario doméstico: en lugar de piezas de PVC, es mejor escoger muebles de madera certificada por el Consejo de Administración Forestal (FSC), con el fin de garantizar que han sido producidos mediante prácticas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.

Finalmente, en lo referente a los desplazamientos, convendría recurrir al automóvil lo menos posible, y decantarse por ir a pie, en bicicleta o, si no queda otro remedio, en transporte público. Cuando esto resulte inviable, es necesario saber que conducir a menos de 90 km/h por carretera reduce el consumo de combustible entre un 20 y un 25%.