Los celtas y el muérdago
En el mundo occidental, una de las imágenes más recurrentes de las fiestas navideñas es el múerdago, una planta arbustiva semiparásita (dado que crece sobre los árboles) y de vistosos frutos. Debido a la tonalidad de sus hojas perennes, que se mantienen verdes durante todo el año, esta especie ha sido asociada por numerosas culturas a la fertilidad y la abundancia.
Una de ellas fueron los pueblos celtas. En relación a éstos, Plinio el Viejo (23 d.C.-79 d.C.) reseñó en el capítulo XVI, 95, de su obra Naturalis Historiæ la importancia que cobraba el muérdago entre las tribus galas. Las líneas que siguen son la traducción del pasaje en cuestión:
«No debemos olvidar, a propósito del múerdago, la admiración que sienten los galos por esta planta. Para los druidas (es así como llaman a sus magos) no hay nada más sagrado que el muérdago y el árbol que lo lleva, si se trata de un roble. El roble es ya el árbol del que sacan las maderas sagradas. No celebran ninguna ceremonia sagrada sin el follaje de este árbol, de modo que podemos suponer una etimología griega del nombre de druida [opuc, roble]. Creen que el muérdago que crece sobre el roble es enviado del cielo, piensan que es un signo de la elección que el propio dios ha hecho del árbol. No es nada frecuente que el múerdago crezca sobre el roble, y cuando lo encuentran lo recolectan con un gran ceremonial religioso. Ante todo, esperan al sexto día de la luna. Ese día es el comienzo de sus meses, sus años y siglos, que duran 30 años; ese día el astro, sin hallarse en la mitad de su recorrido, ya posee toda su fuerza. Lo llaman con un nombre que significa remedio universal... Después de preparar bajo el árbol, según sus ritos, unos sacrificios y una comida, acercan dos toros de color blanco cuyos cuernos son atados por primera vez. Un sacerdote, vestido de blanco, trepa al árbol y corta el múerdago con un hocino de oro. Lo recogen en un manto blanco, y luego sacrifican las víctimas, rogando para que los dones del dios sean propicios al que los reciba. Se cree que el muérdago, tomado en bebida, da fecundidad a los animales estériles, y que es un remedio contra todos los venenos. ¡Así es como los pueblos suelen reverenciar religiosamente objetos frívolos!».